Drogas legales frente al cannabis
¿Cómo explicar la constante persecución
del uso del cannabis frente a la evidencia que demuestra que,
de todos los intoxicantes utilizados, el cannabis está
entre los menos malignos?
Sus consecuencias sociales
los mínimas comparadas con las del alcohol. El cannabis
va contra la cultura dominante al desacondicionar o alejar
a sus usuarios de los valores aceptados. Por sus efecto psicodélico,
el cannabis, cuando se convierte en una forma de vida, pone
a una persona en contacto intuitivo con pautas de comportamiento
menos competitivas. Por estas razones, la marihuana está
mal vista en el ambiente de las modernas oficinas, mientras
que una droga como el café, que refuerza los valores
de la cultura industrial, es a la vez bienvenida y alentada.
El uso del cannabis se considera como herético y muy
desleal con los valores dominantes y la estratificada jerarquía
masculina. Ésta es la causa de que la legalización
de la marihuana sea un tema peliagudo, puesto que implica
legalizar un factor social que puede mejorar o incluso modificar
los valores actuales.
La legalización y el hecho de someter a impuestos la
marihuana podría producir una base fiscal que ayudaría
a eliminar el déficit público. Por el contrario,
se siguen gastando millones de euros con el fin de erradicar
la marihuana; una política que produce sospechas y
una clase criminal permanente en comunidades que están,
por otra parte, entre las más cumplidoras de la ley.
A pesar de todas la presiones en su contra, el uso del cannabis
aumentó hasta el punto de que hoy puede que sea el
mayor producto agrícola particular. Rebaja el poder
del ego, tiene un efecto atemperador sobre la competitividad,
hace que uno se cuestione la autoridad y refuerza la idea
de la relatividad de la importancia de los valores sociales.
Ninguna otra droga puede competir con el cannabis en su capacidad
de satisfacer los anhelos innatos por la disolución
de límites y dejar intactas las estructuras de la sociedad
común. Si cada alcohólico, cada adicto al crack
y cada fumador sólo fumaran cannabis, las consecuencias
sociales del "problema de la droga" se transformarían.
Pero como sociedad todavía no estamos preparados para
discutir la posibilidad de adicciones autoadministradas y
la de una elección inteligente de las plantas con las
que nos aliamos. Con el tiempo, y quizá como fruto
de la desesperación, todo llegará.
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