|
|
|
Antigua relación entre el hombre y
el cáñamo
No hay planta alguna que haya sido durante un tiempo tan
prolongado parte de la familia humana como la planta del cáñamo.
Las plantas de cáñamo y restos de antiguas cuerdas
se han hallado en los primeros estratos de muchas localizaciones
eurasiáticas. El cannabis, una planta nativa de las
sierras de Asia central, se difundió por todo el mundo
por medio de la intervención humana. Fue introducida
muy tempranamente en Africa, y linajes adaptados al frío
viajaron con los primeros hombres que cruzaron el puente de
tierra hasta el Nuevo Mundo. A causa de su gran expansión
y adaptabilidad ambiental, el cannabis tuvo un gran impacto
en las formas sociales humanas. Cuando la resina de la planta
del cannabis se junta en apretadas bolas negras, sus efectos,
en el caso de que el material se coma, son comparables a los
de un alucinógeno. Se trata del clásico hachís.
Los
miles de nombres bajo los que se conoce el cannabis en cientos
de lenguas son un testamento no sólo de sus historia
cultural y amplia presencia, sino también de su poder
de inspirar la facultad creativa del lenguaje del alma poética.
Kunubu es la denominación encontrada en un papiro asirio
que se ha fechado aproximadamente en el año 685 a.C;
cien años más tarde se le llamaba kannapu, la
raíz del cannabis griego y latino. Es bang, beng, y
bbnj; es ganja, gangika y ganga. Asa para los japoneses, es
dagga para los hotentotes; se le conoce también por
keif, keef, kerp y ma.
Sólo el la jerga americana contiene un número
prodigioso de palabras para el cannabis. Incluso anteriormente
a 1940, antes de formar parte de la corriente principal de
la cultura blanca, el cannabis era conocido como muggles,
mooter, reefer, greefa, griffo, Mary Warner, Mary Weaver,
banbalacha, mohasky, mu y moocah.
|
|